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Fascinación por las Orquídeas

 

A lo largo de la historia, las personas han sentido una gran afinidad y atracción por las orquídeas, y esta pasión ha convertido en admiración en muchas culturas y sociedades.

El registro más antiguo del uso de las orquídeas proviene de China, hace aproximadamente 4,000 años, donde se utilizaban las orquídeas terrestres como plantas medicinales. Sin embargo, muchas otras civilizaciones descubrieron las propiedades medicinales de las orquídeas y las emplearon en su tratamiento. Civilizaciones como los Sumerios, con tablillas de arcilla escritas entre el 668 y el 626 a.C., mencionaron su uso. La medicina ayurvédica de la India hace referencia al uso de las raíces de orquídea en textos hindúes como el Rig Veda y el Atharva Veda. Además, documentos médicos egipcios, mesopotámicos y griegos también registraron el uso de las orquídeas. De hecho, «orkhis» es la antigua palabra griega para referirse al testículo en los mamíferos debido a los dos tubérculos que se encuentran en las orquídeas terrestres, las cuales fueron descritas primero (llamados pseudobulbos en la literatura científica). Posteriormente, en los siglos XVIII y XIX, el valor hortícola de las orquídeas del Nuevo Mundo llevó a que las personas se obsesionaran con su colección, un período que los especialistas han denominado «la fiebre de las orquídeas». Esta fiebre ha perdurado hasta hoy.

La fascinación por las orquídeas ha permeado también ramas de la ciencia como la Psicología. La metáfora de la orquídea y el diente de león (Boyce et al, 2005) representan dos caras del comportamiento humano. Las personas con comportamiento orquídeas representan a aquellas personas que son generalmente más sensibles (es decir, les va excepcionalmente bien en condiciones ideales y excepcionalmente mal en condiciones deficientes) y los dientes de león, aquellos que son generalmente menos sensibles a la calidad del entorno (es decir, son resistentes y pueden crecer en cualquier lugar).

Colombia no se queda atrás. La orquídea Cattleya trianae es la flor nacional, la más reciente convocatoria de MinCiencias fue nombrada “Programa Orquídeas, mujeres en la ciencia: Agentes para la Paz”. Esta fascinación es bien justificada. Nuestro país alberga la mayor cantidad de especies en el mundo (>4200 especies), y el número sube año tras año debido a exploraciones y descubrimientos en lugares remotos de nuestra fragmentada geografía. Por ejemplo, Lepanthes bachue una especie endémica de Santuario de Fauna y Flora de Iguaque, nombrada en honor a la madre Muisca de la humanidad (Parra-Sanchez et al., 2023).

Lepanthes bachue | Foto Sebastián Vieira Uribe
Lepanthes bachue | Foto Sebastián Vieira Uribe

En Fusagasugá, la ciudad jardín de Colombia, también tenemos nuestra propia orquídea, una bella flor verde esmeralda que se erige imponente entre las montañas del Fusacatán y el Cerro Pico Plata.

Epidendrum fusagasugaënse, la orquídea endémica de Fusagasugá. | Foto: Edicson Parra
Epidendrum fusagasugaënse, la orquídea endémica de Fusagasugá. | Foto: Edicson Parra
Esta es una de las 16 especies de orquídeas halladas en Fusagasugá (Cyrtidiorchis gerardii). Foto: Edicson Parra
Esta es una de las 16 especies de orquídeas halladas en Fusagasugá (Cyrtidiorchis gerardii). Foto: Edicson Parra

Sin embargo, al igual que la metáfora de la orquídea y el diente de león, muchas orquídeas son muy sensibles y están fuertemente amenazadas de extinción. Muchas orquídeas tienen un limitado rango geográfico (son endémicas de una sola región), pierden sus hábitats naturales por la deforestación, además la amenaza que representa la recolección ilegal puede llevar a extinciones locales. Se calcula que más del 30% de las orquídeas conocidas (Zizka et al., 2021) y el 75% de las especies que aún no han sido descubiertas están bajo amenaza (Brown et al., 2023).

Pero no es tarde. El esfuerzo mancomunado de los conservacionistas locales, la comunidad científica y la comunidad general son la clave de la conservación de orquídeas para futuras generaciones. No comprar orquídeas con sospechas de haber sido extraídas de sus hábitats naturales, conservar los bosques, no talar los árboles más viejos y permitir que las fincas con bosques se conecten entre ellas son acciones que nos darán más oportunidades de disfrutar sus fragancias y tonos coloridos en el futuro.

 

Por Edicson Parra Sánchez

PhD. Ciencias de la vida, Universidad Cambridge, Reino Unido

 

Referencias

Boyce, W. T. & Ellis, B. J. Biological sensitivity to context: I. An evolutionary-developmental theory of the origins and functions of stress reactivity. Dev. Psychopathol. 17, 271–301 (2005).

Brown, M. J. M., Bachman, S. P., & Nic Lughadha, E. (2023). Three in four undescribed plant species are threatened with extinction. New Phytologist. https://doi.org/10.1111/nph.19214

Parra-Sanchez, E., Vieira-Uribe, S., & Moreno, J. S. (2023). new species of Lepanthes; (Orchidaceae: Pleurothallidinae) to honour “Bachué”, the mythological mother of the indigenous Muisca people. Lankesteriana, 23(2). https://doi.org/10.15517/lank.v23i2.54032

Zizka, A., Silvestro, D., Vitt, P., & Knight, T. M. (2021). Automated conservation assessment of the orchid family with deep learning. Conservation Biology, 35(3), 897–908. https://doi.org/10.1111/cobi.13616

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«Quizá Bachué, desnuda en las aguas de la laguna, se hizo orquídea en una noche de luna llena para morar en el mundo de los mortales y obsequiarle su sabiduría. Cuanto hubiese dado Akira Kurosawa por estar allí y captar ese momento surreal y mágico»

Lee este artículo completo aquí: https://ficfusa.com/una-orquidea-de-los-andes-siempre-sera-sinonimo-de-ficfusa/